Ya para nadie es un secreto que, por su enfrentamiento con la Corte Suprema, el anterior gobierno acudió a tácticas ilegales, como lo reconocieron a la justicia varios funcionarios del DAS y lo han corroborado tanto la Procuraduría como la Fiscalía. Sin embargo, dentro de esa estrategia de desprestigio aún hay episodios tan desconocidos como aterradores. Uno de ellos, hasta ahora inédito, ocurrió el 24 de abril de 2008.
Ese día, en la sede del Sena en Apartadó, Urabá, se adelantaba un foro sobre proyectos productivos de los desmovilizados de esa área. En la reunión participó medio centenar de personas, entre las que estaban el entonces presidente de la Cámara, Óscar Arboleda, y sus compañeros Óscar Lizcano y Édgar Eulises Torres. También asistió el jefe de la misión de la OEA para la desmovilización de los 'paras', Sergio Caramagna, y el comisionado para la Reintegración, Frank Pearl. Cuando la reunión estaba por terminar, (y estaba siendo transmitida por el canal institucional), un ex paramilitar llamado Ferney Suaza pidió la palabra y con la primera frase que dijo captó la atención del auditorio. "Quiero que le cuenten al Presidente...", comenzó su declaración el desmovilizado. En una corta intervención dijo que había sido abordado por varias personas que le ofrecieron 200 millones de pesos para involucrar públicamente al presidente Uribe con los paramilitares de esa región del país.
De inmediato, el representante Lizcano ordenó que las cámaras de televisión del Congreso registraran el hecho. "Nos pareció muy grave lo que había dicho, y por eso decidimos que de inmediato había que reportarle esto al presidente Uribe", dijo Lizcano a los medios en ese entonces. Tan pronto Suaza terminó de hablar, los congresistas hicieron el puente telefónico con el mandatario y el ex paramilitar le contó su versión. Uribe le expresó su agradecimiento y la preocupación por lo que le había contado, y ordenó que se le reforzara la seguridad. Les pidió a los congresistas que lo acompañaran y estuvieran pendientes de que se le brindara la protección necesaria.
Suaza se había desmovilizado con el Bloque Bananeros de las Auc, en noviembre de 2004, y era reconocido como líder comunal en el Urabá antioqueño. Para el momento de su denuncia en el Sena de Apartadó se desempeñaba como vocero de los desmovilizados reinsertados y era dirigente de la empresa Superban, que agrupaba a más de un centenar de desmovilizados.
Tras la declaración de Suaza, Uribe salió en varios medios de comunicación a replicar lo dicho por el ex paramilitar: en síntesis, que unas ONG y otras personas habían intentado sobornarlo para que vinculara al mandatario con grupos paramilitares en Urabá. Fabio Valencia Cossio, quien para esa época se desempeñaba como alto consejero presidencial, afirmó que la denuncia del ex paramilitar era la prueba de que había "un complot internacional, y hay muchos elementos que demuestran que el presidente Uribe les está estorbando a ciertos políticos internacionales y, obviamente, eso es un muro de contención". Valencia Cossio afirmó también que el testimonio de Suaza probaba que había un "cartel de testigos" contra el gobierno y dijo que lo que estaba sucediendo "es una cosa infame y es de cada ocho días. Una semana arman una cosa desde una cárcel y a la siguiente, desde el exterior". El entonces ministro del Interior, Carlos Holguín, se sumó a las voces de indignación del gobierno, a la vez que pidió a la Fiscalía investigar las graves denuncias hechas por el ex paramilitar, quien fue ampliamente elogiado por Uribe debido a "su honestidad" y por no haber cedido al chantaje.
Prácticamente desde el momento de su denuncia y durante las siguientes 24 horas, Suaza apareció en todos los medios del país. "La idea era que lo enlodara (a Uribe), lo involucrara en alguna situación que tuviera que ver con el Bloque Bananero y que hiciera comentarios de que él había orientado acciones o situaciones en ese aspecto. Ese ofrecimiento fue en el transcurso de la semana pasada y en el día de ayer volví a recibir llamadas donde se me sugería que aprovechase la oportunidad explicó Suaza en conversación con varios medios de comunicación. Lo que ellos decían era: 'hágale un señalamiento directo al Presidente de la República, no tiene quién lo desmienta' (...) En la conversación se hablaron muchas cosas. Entre eso, la posibilidad de que me buscaran, a través de una ONG, asilo político en un país extranjero. En Canadá o en otra parte. Soy muy claro y contundente. Por esa razón no le guardo nada a nadie y en ese sentido pienso que tengo un gesto de responsabilidad ante el país y seriedad ante esa situación al ponerla al descubierto. Este momento me resulta bochornoso e indignante", precisó el ex paramilitar.
La explosiva declaración de Suaza ocurrió en una semana que había comenzado muy mal para el gobierno. El 20 de abril, Noticias Uno reveló la declaración de Yidis Medina en la que ella confesaba que había recibido prebendas del entonces ministro Sabas Pretelt y el de Protección Social, Diego Palacio, a cambio de haber votado a favor de la reelección. El 22 de abril se ordenó la captura del senador Mario Uribe, primo del Presidente, dentro del proceso que se le adelantaba por parapolítica. El congresista buscó infructuosamente asilo en la embajada de Costa Rica en Bogotá.
El testimonio de Suaza, el 24 de abril, así como la gran cantidad de declaraciones de rechazo y denuncias de un cartel de testigos por parte del gobierno lograron cambiar la agenda de los medios.
El problema, sin embargo, es que el testimonio del ex paramilitar Suaza era una farsa bien montada. Las declaraciones no solo eran falsas, sino que hacían parte de un complot en el que nuevamente aparecen ex paras y miembros del alto gobierno de la época de Uribe juntos.
SEMANA tuvo acceso a varias grabaciones que demuestran que el episodio del ex paramilitar Suaza fue un montaje para ayudar al gobierno, en el que participó un oscuro personaje que hoy en día ya es tristemente conocido por la opinión pública: Antonio López, alias 'Job'.
El fantasma de 'Job'
'Job' fue asesinado en julio de 2008. Pero su nombre y alias son hoy de amplia recordación, no por su muerte sino por lo que hizo los últimos meses en vida. 'Job' fue el protagonista de uno de los episodios más escandalosos durante el gobierno de Álvaro Uribe. Junto con Diego Álvarez, el abogado del narcoparamilitar Diego Murillo, alias 'Don Berna', ingresaron por el sótano a la Casa de Nariño la noche del 24 de abril de 2008 para reunirse con funcionarios de Palacio, entre ellos, los entonces secretarios jurídico, Edmundo del Castillo, y de prensa, César Mauricio Velásquez, y una funcionaria del DAS, la entonces subdirectora de Operaciones, Martha Leal.
El objetivo de la visita de esos personajes era entregarles a los funcionarios del gobierno unas supuestas pruebas de actuaciones irregulares de integrantes de la Corte Suprema de Justicia. En agosto de ese año, SEMANA reveló en exclusiva los detalles de ese episodio. Hoy, gracias a las investigaciones judiciales por el caso del espionaje del DAS y a la confesión de varios ex funcionarios de esa entidad, se sabe que esa reunión no fue fortuita y que se empezó a gestar desde diciembre de 2007, con la activa participación del DAS .
Aunque los detalles de la reunión del 24 de abril de 'Job' en la "Casa de Nari", como él denominó al Palacio Presidencial en una célebre conversación divulgada por SEMANA, solo se conocieron cuatro meses después, la realidad es que ese jueves fue bastante agitado para el enviado de 'Don Berna' y miembros del gobierno. Mientras 'Job' se reunía con funcionarios de Palacio y del DAS en Bogotá, ese mismo día el ex paramilitar Suaza denunció ante todos los medios en Apartadó que le habían ofrecido dinero para enlodar a Uribe. No parecen hechos aislados. Por el contrario, varias grabaciones en poder de SEMANA develan una compleja estrategia.
"Qué hubo, mijo. ¿Sí vio noticias o no? Hay una entrevista, hermano, y todo el cuento. (...)En Caracol, RCN, Teleantioquia, todo, hermano". Con esa frase comienza una conversación entre Suaza y 'Job' a las 12:51 de la tarde del viernes 25 de abril sobre las declaraciones que dio el primero acerca del supuesto soborno que le ofrecieron para hablar del entonces presidente Uribe. "Eso está muy bien. ¿Cuándo te reúnes con Uribe?", le respondió 'Job'. "En la tarde viene el Alto Comisionado (Luis Carlos Restrepo), es probable, y posteriormente me dicen que para hacer un acercamiento con el Presidente", respondió Suaza. "Al Comisionado no le diga que usted y yo hablamos, solamente al Presidente, ¿oyó?",le advierte 'Job' a su interlocutor.
En la misma conversación, Suaza le pide a 'Job' que le ayude a sacar a su familia de Urabá y le consiga una casa, como parte del acuerdo. Cuatro horas después, a las 5:34, Suaza y 'Job' vuelven a hablar. Suaza dice que ya está con el comisionado Restrepo y que ya había ido a la Fiscalía a efectuar una primera declaración sobre su denuncia.
Aunque mediáticamente la declaración de Suaza fue muy efectiva para el gobierno, a los pocos meses de ese episodio el ex desmovilizado quedó en el peor de los mundos. Cuando Suaza fue llevado a la Fiscalía para declarar, el ex paramilitar no mencionó nombre alguno sobre las personas o entidades que supuestamente le habían ofrecido el dinero para salpicar a Uribe. Esto generó malestar entre algunos funcionarios del gobierno, que esperaban una declaración más explosiva. Como consecuencia de esa desavenencia, a Suaza le retiraron el esquema de seguridad que el Estado le había proporcionado. Con el asesinato de 'Job', Suaza también se quedó sin la contraparte y salió exiliado del país.
SEMANA conoció que Suaza le confesó a jerarcas de la Iglesia y ONG internacionales que él se había prestado para una estrategia trazada por 'Job' y funcionarios del gobierno.
El verdadero cartel de testigos
Suaza no fue el único 'testigo' que luego terminó siendo parte de un montaje. Unos meses antes, había estallado un escándalo a raíz de la declaración de un ex paramilitar conocido como 'Tasmania'. En octubre de 2007, el mismo Uribe y altos funcionarios del gobierno denunciaron que un ex paramilitar había confesado que el magistrado estrella de la parapolítica Iván Velásquez estaba intentando enlodar al entonces Presidente. Una investigación de la Fiscalía calificó el episodio como un "vulgar montaje", cuyo único fin era desprestigiar a la Corte Suprema de Justicia.
A los pocos días de conocerse la denuncia de 'Tasmania', sorpresivamente surgió otro testimonio que supuestamente respaldaba lo dicho por él. El 11 de octubre de 2007, en la sede del consulado de Colombia en Nueva York, el ex sargento del Ejército Eduin Guzmán fue entrevistado por varios medios de comunicación. De acuerdo con su declaración, los magistrados auxiliares de la Corte Iván Velásquez y Héctor Alarcón, quien adelantaba investigaciones sobre parapolítica en Antioquia, le habían ofrecido beneficios judiciales a cambio de que implicara al presidente Uribe y a su primo, el entonces senador Mario Uribe Escobar, en acciones delictivas. Al igual que ocurrió con 'Tasmania', y en abril de 2008 con Suaza, altos funcionarios del gobierno retomaron las declaraciones de Guzmán y afirmaron que no solo eran muy graves, sino que demostraban que había un complot y un cartel de testigos contra Uribe. Guzmán tampoco hablaba con la verdad. "A mí me ofrecieron que si decía eso me iban a ayudar a conseguir las visas para traer a mi familia a Estados Unidos. Y como yo estaba desesperado, pues dije lo que me dijeron que dijera. Lo malo es que después de que me pusieron a hablar con periodistas y di las declaraciones, no me volvieron ni a pasar al teléfono y obviamente no me cumplieron con nada. Unos meses después, como en abril de 2008, me llamaron de la embajada de Colombia en Washington para lo mismo, pero como ya me habían hecho conejo una vez, yo no me presté para volver a declarar", dijo Guzmán a SEMANA.
La Fiscalía investigó al fiscal Alarcón, gracias a lo dicho por Guzmán. Su conclusión, conocida a mediados de 2009, fue contundente: todo había sido "un montaje" contra el investigador de la parapolítica.
Durante tres años el gobierno de Uribe denunció la existencia de un cartel de testigos. Tenía razón: 'Tasmania', Guzmán y Suaza son prueba de ello. Pero, a diferencia del discurso oficial, esos testigos trabajaban no para atacar al gobierno, sino como la punta de lanza de una conspiración para desprestigiar a la Corte Suprema.
De inmediato, el representante Lizcano ordenó que las cámaras de televisión del Congreso registraran el hecho. "Nos pareció muy grave lo que había dicho, y por eso decidimos que de inmediato había que reportarle esto al presidente Uribe", dijo Lizcano a los medios en ese entonces. Tan pronto Suaza terminó de hablar, los congresistas hicieron el puente telefónico con el mandatario y el ex paramilitar le contó su versión. Uribe le expresó su agradecimiento y la preocupación por lo que le había contado, y ordenó que se le reforzara la seguridad. Les pidió a los congresistas que lo acompañaran y estuvieran pendientes de que se le brindara la protección necesaria.
Suaza se había desmovilizado con el Bloque Bananeros de las Auc, en noviembre de 2004, y era reconocido como líder comunal en el Urabá antioqueño. Para el momento de su denuncia en el Sena de Apartadó se desempeñaba como vocero de los desmovilizados reinsertados y era dirigente de la empresa Superban, que agrupaba a más de un centenar de desmovilizados.
Tras la declaración de Suaza, Uribe salió en varios medios de comunicación a replicar lo dicho por el ex paramilitar: en síntesis, que unas ONG y otras personas habían intentado sobornarlo para que vinculara al mandatario con grupos paramilitares en Urabá. Fabio Valencia Cossio, quien para esa época se desempeñaba como alto consejero presidencial, afirmó que la denuncia del ex paramilitar era la prueba de que había "un complot internacional, y hay muchos elementos que demuestran que el presidente Uribe les está estorbando a ciertos políticos internacionales y, obviamente, eso es un muro de contención". Valencia Cossio afirmó también que el testimonio de Suaza probaba que había un "cartel de testigos" contra el gobierno y dijo que lo que estaba sucediendo "es una cosa infame y es de cada ocho días. Una semana arman una cosa desde una cárcel y a la siguiente, desde el exterior". El entonces ministro del Interior, Carlos Holguín, se sumó a las voces de indignación del gobierno, a la vez que pidió a la Fiscalía investigar las graves denuncias hechas por el ex paramilitar, quien fue ampliamente elogiado por Uribe debido a "su honestidad" y por no haber cedido al chantaje.
Prácticamente desde el momento de su denuncia y durante las siguientes 24 horas, Suaza apareció en todos los medios del país. "La idea era que lo enlodara (a Uribe), lo involucrara en alguna situación que tuviera que ver con el Bloque Bananero y que hiciera comentarios de que él había orientado acciones o situaciones en ese aspecto. Ese ofrecimiento fue en el transcurso de la semana pasada y en el día de ayer volví a recibir llamadas donde se me sugería que aprovechase la oportunidad explicó Suaza en conversación con varios medios de comunicación. Lo que ellos decían era: 'hágale un señalamiento directo al Presidente de la República, no tiene quién lo desmienta' (...) En la conversación se hablaron muchas cosas. Entre eso, la posibilidad de que me buscaran, a través de una ONG, asilo político en un país extranjero. En Canadá o en otra parte. Soy muy claro y contundente. Por esa razón no le guardo nada a nadie y en ese sentido pienso que tengo un gesto de responsabilidad ante el país y seriedad ante esa situación al ponerla al descubierto. Este momento me resulta bochornoso e indignante", precisó el ex paramilitar.
La explosiva declaración de Suaza ocurrió en una semana que había comenzado muy mal para el gobierno. El 20 de abril, Noticias Uno reveló la declaración de Yidis Medina en la que ella confesaba que había recibido prebendas del entonces ministro Sabas Pretelt y el de Protección Social, Diego Palacio, a cambio de haber votado a favor de la reelección. El 22 de abril se ordenó la captura del senador Mario Uribe, primo del Presidente, dentro del proceso que se le adelantaba por parapolítica. El congresista buscó infructuosamente asilo en la embajada de Costa Rica en Bogotá.
El testimonio de Suaza, el 24 de abril, así como la gran cantidad de declaraciones de rechazo y denuncias de un cartel de testigos por parte del gobierno lograron cambiar la agenda de los medios.
El problema, sin embargo, es que el testimonio del ex paramilitar Suaza era una farsa bien montada. Las declaraciones no solo eran falsas, sino que hacían parte de un complot en el que nuevamente aparecen ex paras y miembros del alto gobierno de la época de Uribe juntos.
SEMANA tuvo acceso a varias grabaciones que demuestran que el episodio del ex paramilitar Suaza fue un montaje para ayudar al gobierno, en el que participó un oscuro personaje que hoy en día ya es tristemente conocido por la opinión pública: Antonio López, alias 'Job'.
El fantasma de 'Job'
'Job' fue asesinado en julio de 2008. Pero su nombre y alias son hoy de amplia recordación, no por su muerte sino por lo que hizo los últimos meses en vida. 'Job' fue el protagonista de uno de los episodios más escandalosos durante el gobierno de Álvaro Uribe. Junto con Diego Álvarez, el abogado del narcoparamilitar Diego Murillo, alias 'Don Berna', ingresaron por el sótano a la Casa de Nariño la noche del 24 de abril de 2008 para reunirse con funcionarios de Palacio, entre ellos, los entonces secretarios jurídico, Edmundo del Castillo, y de prensa, César Mauricio Velásquez, y una funcionaria del DAS, la entonces subdirectora de Operaciones, Martha Leal.
El objetivo de la visita de esos personajes era entregarles a los funcionarios del gobierno unas supuestas pruebas de actuaciones irregulares de integrantes de la Corte Suprema de Justicia. En agosto de ese año, SEMANA reveló en exclusiva los detalles de ese episodio. Hoy, gracias a las investigaciones judiciales por el caso del espionaje del DAS y a la confesión de varios ex funcionarios de esa entidad, se sabe que esa reunión no fue fortuita y que se empezó a gestar desde diciembre de 2007, con la activa participación del DAS .
Aunque los detalles de la reunión del 24 de abril de 'Job' en la "Casa de Nari", como él denominó al Palacio Presidencial en una célebre conversación divulgada por SEMANA, solo se conocieron cuatro meses después, la realidad es que ese jueves fue bastante agitado para el enviado de 'Don Berna' y miembros del gobierno. Mientras 'Job' se reunía con funcionarios de Palacio y del DAS en Bogotá, ese mismo día el ex paramilitar Suaza denunció ante todos los medios en Apartadó que le habían ofrecido dinero para enlodar a Uribe. No parecen hechos aislados. Por el contrario, varias grabaciones en poder de SEMANA develan una compleja estrategia.
"Qué hubo, mijo. ¿Sí vio noticias o no? Hay una entrevista, hermano, y todo el cuento. (...)En Caracol, RCN, Teleantioquia, todo, hermano". Con esa frase comienza una conversación entre Suaza y 'Job' a las 12:51 de la tarde del viernes 25 de abril sobre las declaraciones que dio el primero acerca del supuesto soborno que le ofrecieron para hablar del entonces presidente Uribe. "Eso está muy bien. ¿Cuándo te reúnes con Uribe?", le respondió 'Job'. "En la tarde viene el Alto Comisionado (Luis Carlos Restrepo), es probable, y posteriormente me dicen que para hacer un acercamiento con el Presidente", respondió Suaza. "Al Comisionado no le diga que usted y yo hablamos, solamente al Presidente, ¿oyó?",le advierte 'Job' a su interlocutor.
En la misma conversación, Suaza le pide a 'Job' que le ayude a sacar a su familia de Urabá y le consiga una casa, como parte del acuerdo. Cuatro horas después, a las 5:34, Suaza y 'Job' vuelven a hablar. Suaza dice que ya está con el comisionado Restrepo y que ya había ido a la Fiscalía a efectuar una primera declaración sobre su denuncia.
Aunque mediáticamente la declaración de Suaza fue muy efectiva para el gobierno, a los pocos meses de ese episodio el ex desmovilizado quedó en el peor de los mundos. Cuando Suaza fue llevado a la Fiscalía para declarar, el ex paramilitar no mencionó nombre alguno sobre las personas o entidades que supuestamente le habían ofrecido el dinero para salpicar a Uribe. Esto generó malestar entre algunos funcionarios del gobierno, que esperaban una declaración más explosiva. Como consecuencia de esa desavenencia, a Suaza le retiraron el esquema de seguridad que el Estado le había proporcionado. Con el asesinato de 'Job', Suaza también se quedó sin la contraparte y salió exiliado del país.
SEMANA conoció que Suaza le confesó a jerarcas de la Iglesia y ONG internacionales que él se había prestado para una estrategia trazada por 'Job' y funcionarios del gobierno.
El verdadero cartel de testigos
Suaza no fue el único 'testigo' que luego terminó siendo parte de un montaje. Unos meses antes, había estallado un escándalo a raíz de la declaración de un ex paramilitar conocido como 'Tasmania'. En octubre de 2007, el mismo Uribe y altos funcionarios del gobierno denunciaron que un ex paramilitar había confesado que el magistrado estrella de la parapolítica Iván Velásquez estaba intentando enlodar al entonces Presidente. Una investigación de la Fiscalía calificó el episodio como un "vulgar montaje", cuyo único fin era desprestigiar a la Corte Suprema de Justicia.
A los pocos días de conocerse la denuncia de 'Tasmania', sorpresivamente surgió otro testimonio que supuestamente respaldaba lo dicho por él. El 11 de octubre de 2007, en la sede del consulado de Colombia en Nueva York, el ex sargento del Ejército Eduin Guzmán fue entrevistado por varios medios de comunicación. De acuerdo con su declaración, los magistrados auxiliares de la Corte Iván Velásquez y Héctor Alarcón, quien adelantaba investigaciones sobre parapolítica en Antioquia, le habían ofrecido beneficios judiciales a cambio de que implicara al presidente Uribe y a su primo, el entonces senador Mario Uribe Escobar, en acciones delictivas. Al igual que ocurrió con 'Tasmania', y en abril de 2008 con Suaza, altos funcionarios del gobierno retomaron las declaraciones de Guzmán y afirmaron que no solo eran muy graves, sino que demostraban que había un complot y un cartel de testigos contra Uribe. Guzmán tampoco hablaba con la verdad. "A mí me ofrecieron que si decía eso me iban a ayudar a conseguir las visas para traer a mi familia a Estados Unidos. Y como yo estaba desesperado, pues dije lo que me dijeron que dijera. Lo malo es que después de que me pusieron a hablar con periodistas y di las declaraciones, no me volvieron ni a pasar al teléfono y obviamente no me cumplieron con nada. Unos meses después, como en abril de 2008, me llamaron de la embajada de Colombia en Washington para lo mismo, pero como ya me habían hecho conejo una vez, yo no me presté para volver a declarar", dijo Guzmán a SEMANA.
La Fiscalía investigó al fiscal Alarcón, gracias a lo dicho por Guzmán. Su conclusión, conocida a mediados de 2009, fue contundente: todo había sido "un montaje" contra el investigador de la parapolítica.
Durante tres años el gobierno de Uribe denunció la existencia de un cartel de testigos. Tenía razón: 'Tasmania', Guzmán y Suaza son prueba de ello. Pero, a diferencia del discurso oficial, esos testigos trabajaban no para atacar al gobierno, sino como la punta de lanza de una conspiración para desprestigiar a la Corte Suprema.
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